jueves, 27 de octubre de 2011

Budismo shingon

La escuela Shingon (真言宗, Shingon shū) es una de las escuelas principales del budismo japonés, y la más importante entre las esotéricas, o tántricas, fuera de la India y el Tíbet. La palabra "Shingon" es la pronunciación japonesa del término chino "Chen Yen", que a su vez es una representación de la palabra sánscrita "mantra". El budismo Shingon surgió en el Japón durante el período Heian (794-1185), cuando el monje Kūkai fue a China, estudió el tantra y regresó, armado de muchos textos y obras de arte, y desarrolló su propia síntesis de la práctica y doctrina esotérica, centrada en el Buda cósmico Vairocana.
Templo budista en Kioto.
Las enseñanzas del shingon están basadas en el Mahavairochana Sutra y el Vajrasekhara Sutra. El budismo tántrico se centra en los rituales y los procesos meditativos que conducen a la iluminación. Según el Shingon, la iluminación no es una realidad distante y lejanas que puede tardar eones en alcanzar, sino nuestro derecho de nacimiento, una posibilidad real a lo largo de esta vida. Con la ayuda de un auténtico maestro y a través de un entrenamiento correcto del cuerpo, el habla y la mente, podemos reclamar y liberar esta capacidad iluminada para nuestro bien y para el bien de los demás.
En el Shingon, el buda Vairochana se dice que está en todas las cosas. El objetivo del Shingon es el conocimiento de que la naturaleza de uno fue idéntica a Vairocana, un objetivo que se alcanza mediante la meditación y las prácticas rituales. Este conocimiento depende de recibir la doctrina secreta de Shingon, transmitida oralmente por los maestros de la escuela a sus iniciados. Tanto el cuerpo como el habla y la mente participan en el proceso: el cuerpo mediante los gestos devocionales (mudra) y el uso de instrumentos rituales, el habla mediante fórmulas sagradas (mantra), y la mente mediante la meditación.
Existe una distinción entre el Shingon y todas las demás escuelas del budismo tántrico que sobreviven en el Tíbet, y es el uso de la caligrafía, en lugar de representaciones pictóricas, para representar las figuras de Buda en sus mandalas. Se emplea una antigua escritura india conocida como Siddham para escribir los mantras y dibujar mandalas.
El centro del budismo shingon y lugar sagrado se encuentra a 800 m de altitud en un valle rodeado de los ocho picos del monte Koya, en un lugar que se creía sembrado de lotos, junto a la población de Koya, donde se ha construido una universidad para los estudios del budismo shingon y 120 templos, muchos de los cuales ofrecen alojamiento a los peregrinos.

Myō-ō

Panteón budista
Museo Guimet.París.
Los Vidyarāja (Sanskirt:विद्याराज) (conocidos como Míngwáng (明王 reyes de la sabiduría) en China y Myō-ō en Japón) son deidades protectoras en el culto budista vajrayāna. Se les representa con expresiones feroces y empuñando toda clase de armas: esto es así para subyugar a los espíritus malvados y amenazar a aquéllos que no aceptan las enseñanzas. .[cita requerida]
Los Míngwáng son originalmente hindúes, y fueron introducidos en el Japón en el siglo IX. Representan la sabiduría del Buda, y guardan los cuatro puntos cardinales y el centro.
Los myō-ō más importantes son los 5 Vidyarāja (los Cinco Grandes Reyes de la Sabiduría):

Fudō Myō-ō

Fudō Myö-ö
Okunon,Koya,Japón.
En el culto budista Vajrayāna, el dios Acalanatha (अचलनाथ, མི་གཡོ་བ།, 不動明王 en China y Japón, Búdòng Míngwáng, Fudō Myō-ō) es el más importante de los reyes de la sabiduría. Con la mano derecha empuña una espada flamígera, y con la izquierda sujeta una cuerda para sacar a flote a sus aliados. Se le sitúa en el centro, entre los otros cuatro dioses situados en los cuatro puntos cardinales.

Gōzanze Myō-ō

 

En el culto shingon del budismo japonés, el dios protector Gōzanze Myō-ō (降三世明王) tiene tres caras amenazadoras y ocho brazos, y es enemigo de la ingenuidad y de la ira. Se le sitúa en el este.

Gundari Myō-ō

En el culto budista vajrayāna, el dios protector Kuṇḍali Vidyarāja/Amṛtakuṇḍalin(Jūntúlì Míngwáng 軍荼利明王 en Tangmi; Gundari Myō-ō 軍荼利明王 en shingon) tiene tres caras amenazadoras y ocho brazos, la mayoría de los cuales empuñando armas. Se le representa con serpientes deslizándose por su cuello y piernas. Está situado en el sur.

Daiitoku Myō-ō

Daiitoku Myō-ō.Primera mitad s XIII
Tinta,color,oro y plata sobre seda.
En el culto shingon del budismo japonés, Daiitoku Myō-ō (大威徳明王) es un dios protector que tiene seis caras, seis piernas y seis brazos que empuñan armas. Cabalga sobre una vaca blanca, y se le venera como el dios de la victoria. Daitoku puede vencer a serpientes venenosas y dragones, y tiene el poder de destruir el mal y crear el bien. Se le sitúa en el oeste.

Kongō-Yasha Myō-ō

Kongō-Yasha
Estatua de madera.S XIII.Japón.
En el culto shingon del budismo japonés, el dios protector Kongō-Yasha Myō-ō (金剛夜叉明王) tiene tres caras amenazadoras y seis brazos (o una cara y cuatro brazos), y representa la fuerza. Se le sitúa en el norte.

Mantra

Mantra (तन्त्र en devanagari) es una palabra de origen sánscrito, que está formada por los términos manaḥ y trāyate, que se traducen como mente y liberación, respectivamente, de ahí se dice que un mantra es un instrumento para liberar la mente del flujo constante de pensamientos que la confunden.
Un mantra puede ser una sílaba, una palabra, una frase o texto largo, que al ser recitado y repetido va llevando a la persona a un estado de profunda concentración (dhāraṇā).
En el budismo, cada mantra se considera el sonido correspondiente a un cierto aspecto de la iluminación y se recita para identificarse con ese aspecto de la mente iluminada.
Por ejemplo, el conocido om mani padme hum corresponde a la compasión. Se traduce: ‘¡Oh, joya en el loto!’, siendo originalmente el célebre mantra om el símbolo sonoro correspondiente al Brahman, aunque tal mantra pasó a ser parte de una célebre frase budista.
Según la tradición budista , un mantra no tiene efecto completo si la práctica de su recitación no es supervisada y autorizada por un maestro competente (lama en tibetano, gurú en sánscrito), respaldado a su vez por un linaje de maestros que —en el caso del budismo— debe remontarse hasta el Buda (no necesariamente el Buda histórico). Según el budismo, además de recitarse, un mantra se puede escribir en determinados lugares para beneficiarnos con su influencia espiritual.

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